Las guacamayas azules tienen un sistema respiratorio único que les permite extraer oxígeno del aire de manera eficiente y minimiza la pérdida de agua. A diferencia de los mamíferos, las aves tienen un sistema de sacos aéreos que permiten un flujo de aire continuo y unidireccional a través de sus pulmones. Esto significa que cuando el ave inhala, el aire fresco ingresa a los sacos aéreos posteriores, mientras que el aire usado se expulsa simultáneamente de los sacos aéreos anteriores. Cuando el ave exhala, el proceso se invierte: el aire usado sale de los sacos aéreos posteriores y el aire fresco ingresa a los pulmones. Esto permite un flujo constante de aire rico en oxígeno a través de los pulmones, lo que permite al ave extraer oxígeno de manera más eficiente que los mamíferos. Los sacos aéreos posteriores también desempeñan un papel en la termorregulación, ya que están en contacto con muchos de los principales vasos sanguíneos del ave. Mientras el ave inhala, los sacos de aire enfrían la sangre, mientras que durante la exhalación, el aire caliente se expulsa a través del pico, lo que ayuda a regular la temperatura corporal del ave. En general, el proceso respiratorio de los guacamayos azules está finamente adaptado a las demandas específicas de su entorno, lo que les permite prosperar en las condiciones, a menudo duras, de la selva tropical.